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GitanaMedia es una productora y ventana al mundo de música cubana que intenta difundir y ayudar a artistas de la isla. Con tres años de vida, el proyecto avanza con el objetivo de dar a conocer a artistas de diferentes géneros como el indie Rock, la electrónica y la música alternativa cubana.
Decir Cuba es decir muchas cosas, pero sobre todo, es decir música. El ritmo corre por la sangre de los isleños que caminan bailando y hablan cantando. Ningún cubano puede imaginarse la vida sin la música como un colorido telón de fondo en un encuentro con amigos, un refresco en el bar, una tarde de sábado en el patio de la casa. El barrio de La Habana es una sinfonía de diferentes canciones saliendo por las ventanas, una exhibición de baile improvisado en las veredas. Esta cultura musical es nieta de los ritmos africanos y españoles que se fusionaron e hicieron nacer, entre otras, la guajira, el danzón o la guaracha.
Como en la mayoría de los países americanos y del Caribe, Cuba cuenta con millones de cubanos en el exterior, la mayoría de ellos en Estados Unidos, con más de un millón de personas, aunque con gran cantidad de representantes en países como España, con más de 100 mil cubanos y cubanas; o Italia con cerca de 40 mil. Malena Portuondo es cubana y, aunque se haya ido de Cuba hace más de veinte años y recorrido una decenas de países, actualmente vive en México, en la península de Yucatán, a escasos mil kilómetros de la isla.
Una vida junto a la música
Malena es cubana, y por ello, le corre música por el cuerpo. Además, tiene la influencia de su padre, director de la TV cubana, lo que hizo que de forma natural pasara su infancia y juventud con la cultura a flor de piel. “Crecí en un ambiente con los músicos y también con la nueva generación de músicos, algunos de ellos recuerdo haber ido de pequeña a sus casas”, comienza.
Los recuerdos de los vinilos girando en tocadiscos, sus manos curiosas manipulándolos y los sonidos de moda en los ‘80 y ‘90 en la isla son para Malena parte de su esencia, de lo que es hoy en día como DJ y productora de música cubana.
“He vivido en Italia, donde fue mi primer encuentro con lo que sería la distribución de música cubana, ya que me puse a traducir una página web que se llama Cuba Music y que fue la primera en digitalizar muchísimo de la música de Egrem, Bis Music y de otras disqueras cubanas históricas del catálogo de la música cubana de colección”, relata Malena con voz poderosa desde Tulum, en México.
Poder traducir cientos de biografías de artistas cubanos la acercó muchísimo a la música de su tierra, y le hizo apreciarla y tomar conciencia de la fuerza y la importancia que tiene en el mundo entero.
La relación con los músicos y la música
Desde ese gran acercamiento a las bases de la música en Cuba, Malena mantuvo contactos con artistas coterráneos y comenzó a florecer la idea de generar un espacio de difusión y producción de músicos cubanos.
“Siempre exploro muy consciente y activamente la música. El año pasado, por ejemplo, estuve diez meses en República Dominicana, fue como un regalo para mí, y pude adentrarme en el Dembow y la Bachata y realmente vivirla con ellos literalmente, de dentro”, cuenta.
Para Malena, poder hacer la conexión de la música más underground, de la música de un pueblo, con la música más mainstream, hegemónica, es muy importante y nutritivo para su propia cultura musical. Esta mixtura, acompañada por los viajes y la curiosidad, las ansias de conocer, como por ejemplo las experiencias vividas en Valencia o en Berlín, le hicieron darse cuenta que siempre hay géneros nuevos surgiendo y que existe una dicotomía entre resistencias y música comercial.
Sobre este tema, Malena afirma que “siempre va a haber una nueva perspectiva de ver las cosas y también sucede que un género puede ser de resistencia en algún país, como puede ser en Berlín, pues el techno es casi una cosa comercial, mientras en Cuba es casi un género de resistencia”.
Además agrega: «En Berlín el techno es comercial y el reggae o un dancehall jamaiquino es un género de resistencia, y en Panamá pues el reggae o el dancehall es un género popular y el techno es un género de minorías. Entonces pues simplemente depende del lugar y del tiempo, porque va cambiando el concepto de lo hegemónico”.
GitanaMedia
La pandemia fue para muchos un punto de quiebre y de cambio brusco de rumbo. En aquel 2020, Malena comenzó a darle forma al proyecto de GitanaMedia, aprovechando la base de conocimientos, información y contactos que ya tenía.
“Empecé a identificar la necesidad que tiene la música cubana, a encontrar nuevas formas de distribución, de comercialización, pues a partir de ahí nació la idea de crear GitanaMedia, para ayudar a los artistas cubanos a promocionar su música, a distribuirla”, cuenta.
Con respecto a la situación económica y social de la isla, agrega: “Para algunos de ellos (los artistas) sería imposible pagar diez dólares al año para poner su música en las plataformas, teniendo en cuenta que es bien difícil recuperar incluso esos diez dólares con reproducciones”.
Dentro de ese contexto, la intención de Malena es que los músicos cubanos tengan oportunidades por igual. “En ese punto siempre siempre pueden contar conmigo para poner su música, no importan sus preferencias sexuales, religiosas, hasta morales, por decirlo de alguna manera, intento no ser prejuiciosa”, agrega.
Las dificultades de difusión interna hacen que a muchos artistas no los puedan escuchar ni sus familiares en Cuba, por lo que el trabajo de GitanaMedia se basa en conectar al músico directamente con el exterior.
Música electrónica en Cuba, un futuro de nuevos géneros
En Cuba no existen casi espacios de difusión y expresión de música electrónica. No hay lugares para que la electrónica se desarrolle, en un contexto con escaso acceso a las nuevas tecnologías.
“Yo misma, como productora y como DJ, estoy trabajando ahora mismo en la exploración de nuevas identidades de la música cubana con los diferentes subgéneros de la música electrónica, desde el techno, el drum and bass…”.
Malena está convencida que algo se está cociendo en la música cubana, fruto del acceso, lento pero constante, de tecnologías como controladoras y programas de mezcla musical. “Creo que van a surgir cosas muy interesantes a partir del encuentro de la música electrónica con las raíces más profundas de la música cubana en general, o afrocubana”, dice.
“Cuando los cubanos comiencen a hacer electrónica conscientemente buscando en nuestras raíces… eso no ha sucedido aún porque no han tenido el tiempo. Todavía están aprendiendo a usar los aparatos, digamos. Todavía están descubriendo cómo usar el Ableton, todavía están haciendo procesos que la mayoría de los dj/productores del mundo han hecho hace 15 o 10 años. Ellos están empezando a jugar ahora con eso. Creo que va a surgir algo bastante interesante cuando haya un regreso a las raíces”, reafirma.
Música cubana y migración
GitanaMedia trabaja actualmente con alrededor de treinta músicos, la mayoría de ellos son graduados de las escuelas de música superiores de Cuba, y muchos están haciendo sus tesis o desarrollando sus proyectos.
Los proyectos musicales cuentan con dificultades para permanecer activos durante largos periodos de tiempo, ya que la migración en Cuba es grande, y es un tema complejo.
“Hay innumerables proyectos que comienzan y se deshacen. Pero yo siempre pienso que las cosas negativas tienen un lado positivo y eso hace que ellos aprendan a interactuar y a adaptarse mucho más rápidamente”, dice y añade: “A muchos apenas aman un trío de jazz se les va uno y les dura dos semanas”, y destaca que “al final lo que está sucediendo es que casi todos los proyectos son muy interactivos, el que está toca y es como una especie de jam session permanente”.
Muchos de los músicos con los que trabaja GitanaMedia se han ido de Cuba estos últimos tres años que tiene el proyecto funcionando. Algunos de ellos están en Florida, en Kentucky o en Madrid, y las dificultades económicas y de adaptación hacen que deban postergar la música a un segundo plano, anteponiendo un trabajo mal pago mientras se tramitan los papeles.
“Ahora está sucediendo que se están reactivando algunos artistas que han visto interrumpida su carrera por el tema de la migración”.
El marketing en una sociedad anticonsumo
La publicidad tiene un rol fundamental en una sociedad basada en el consumo. El marketing intenta buscar las maneras de que los productos lleguen al público deseado, con el fin de vender. En el caso de la música, la finalidad es difundir el trabajo a la mayor cantidad de personas posibles.
En Cuba la mentalidad del marketing es bastante remota. Según Malena suele ser muy difícil. A pesar de que sean personas con mucha capacidad, es una labor enorme tomarse el tiempo para explicar a treinta artistas desde la distancia cómo trabajar con su algoritmo o cómo hacer crecer sus redes sociales.
También manifiesta que se presentan dificultades y significa un grandísimo reto convencerles de la importancia de un post en Instagram, por ejemplo. “No se resisten, simplemente no saben cómo hacerlo, ellos comprenden que es importante, que es un instrumento, pero todavía no logran entender el alcance del instrumento, ni la importancia de un algoritmo, ni de un comentario”, confiesa.
Al hablar de cuestiones técnicas como las estadísticas de abandono, Malena ejemplifica con un diálogo ficticio con un artista de la isla: “mire, están abandonando el tema en el minuto 12 porque quizás la intro es muy larga, los estudios y estadísticas del marketing dicen que las personas hoy en día están consumiendo ocho segundos de contenido y si no les gusta lo que ven, abandonan”.
“Realmente se dificulta explicarle eso a un artista cubano, que tiene que cambiar la intro de su tema a menos de ocho segundos para poder enganchar a la gente, desde su perspectiva puede ser una locura”, agrega.
Artistas frescos de la isla para el mundo
La música cubana, como en todos lados, está en constante crecimiento, desarrollo y transformación. Para Malena, que trabaja diariamente con artistas de Cuba existen varios artistas que están tomando notoriedad y que destaca.
“Fito del Río es uno de de los artistas más consistentes que tiene ahora mismo la música cubana nacional a nivel de música indie, de música alternativa”, detalla. Con formación autodidacta, el músico habanero basa su trabajo con influencias de la Nueva Trova y del Rock Nacional argentino.
Lose My Name, por su parte es un DJ y productor cubano que experimenta con géneros downtempo como el Nujazz, Psybient o Chillout y que Malena recomienda fervientemente.
“Otro es sin duda Tobías Alfonso, que está pisando fuerte ahora y es hijo del gran Gerardo Alfonso, un conocidísimo cantautor miembro de la Trova Cubana”, detalla. Tobías no solo es músico, sino que además es productor y Malena afirma sobre él que “es un músico que está muy activo, interactúa en muchísimas maneras con todo el resto de los proyectos”.
Desafíos y proyección de GitanaMedia
El proyecto GitanaMedia nació hace tres años, y en este tiempo ha interactuado con cientos de artistas y consumidores de la música cubana. Para Malena, su impulsora, ya ha pasado una etapa de asentamiento, donde se han profesionalizado en áreas como diseño y el artwork y cuenta con una comunidad de más de cientos de personas.
Como desafío a mediano/corto plazo, se plantean como proyecto discográfico crear una separación un poco más clara a aspectos del consumidor, entre lo que es la parte electrónica y la parte no electrónica.
“Estamos trabajando para que toda la música cubana electrónica esté presente en beatport en Resident Advisor y en este tipo de plataformas importantes para la música electrónica, que es donde los DJs van a descargar música, y sería de las primerísimas productoras de música cubana en estar presentes allí”, cuenta Malena.
Malena Portuondo viajó por el mundo en busca de nuevas formas musicales. En Europa y América se nutrió de las singularidades de cada tierra, pero nunca olvidó las propias. Hoy, cuando mira al océano desde la arena de Tulum y cierra los ojos, siente que puede escuchar guitarras, maracas y un bongó sonando en las calles de La Habana, y desde allí, con una sonrisa, le manda un abrazo a cada artista de su Cuba querida.
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