La receta social de Mescladís 

En este 2025, el proyecto que brinda formación y oportunidades laborales a migrantes de todo el mundo y destaca por su oferta gastronómica en cinco restaurantes en Barcelona, cumple veinte años. Dos décadas de aprendizaje constante, donde la adaptación y sobre todo, el trabajo, fueron los pilares que mantuvieron firme el proyecto.

Cuando Martín Habiague llegó a Barcelona desde Bélgica en 2004, llevaba consigo algo más que las vivencias de su migración. Traía preguntas sin responder y el deseo de alinear su manera de entender el mundo y su sensibilidad, con lo que quería desarrollar a nivel laboral. Desde hacía un tiempo que había comenzado a vincularse con proyectos de migración y poco a poco fue madurando en su cabeza el proyecto de Mescladís.  

Búsqueda personal y creación de un proyecto necesario

La década de 1990 en Argentina se caracterizó por la puesta en marcha de un programa neoliberal que terminó con la crisis económica, social y política del año 2001. Martín Habiague vivió este momento desde fuera. Desde 1995 había vivido en Londres, Budapest y Bruselas sin nacionalidad, buscando regularidad de todas las maneras posibles, por lo que conoció en carne propia el destrato y mala leche de administraciones y funcionarios, especialmente en la capital de la Unión Europea durante gobiernos de derechas a fines del siglo XX. “Yo vivía en un barrio de mucha población migrante y sentí por primera vez lo que es ser muy maltratado”, cuenta.

Su primer acercamiento al voluntariado en temas migratorios fue justamente en Bruselas. Allí participó en un proyecto orientado a  niños y niñas de origen latinoamericano que tenían el castellano como idioma materno. Junto a Ingrid, su pareja de aquel entonces y de origen Belga, colaboraban en el acompañamiento escolar y recreativo. “La idea era mantener tu idioma materno como parte del capital humano”, recuerda al hablar de aquel proyecto al que califica de divertido y con impacto.

restaurant mescladis

Los cuatro pilares para explicar Mescladís

En una etapa que él mismo denomina como de búsqueda, Martín se encontraba en plena creación. La idea de desarrollar un proyecto social con un enfoque integral en la sostenibilidad, la inclusión y la cohesión cultural le hizo analizar otras experiencias ya existentes en las cuales inspirarse. 

En plena búsqueda de ideas que terminaran de dar forma a sus deseos, Martín se topó con el famoso cocinero y emprendedor inglés Jamie Oliver, que tenía un proyecto de restaurante con personas de la calle en Países Bajos. En ese momento, Martín pensó «si lo hace con gente de la calle, eso se podrá hacer con personas migrantes».

De esta manera, uniendo hilos, optimizando los recursos disponibles y buscando la manera de llegar a aquellos con los que no contaba, Martín logró definir los pilares del proyecto, bases que lo han sostenido los últimos veinte años: El proyecto debía ser social, no lucrativo y que aporte a la comunidad. Además tener sostenibilidad económica para poder mantenerse vigente a pesar de cambios inesperados, enfoque ambiental y apuntar a lo emocional como principal herramienta.

Social

Mescladís se propuso desde un comienzo tener como enfoque principal las historias de vida y no los conceptos abstractos. Según Martín, “cuando hablamos de lo social, hablamos de personas en situaciones irregulares, hablamos de los elementos de manipulación que se escuchan a diario, desinformación, conceptos mal definidos, eufemismos que se utilizan en el ámbito migratorio y que no explican y no dan cuenta del fenómeno”. 

Económica

Todo proyecto debe poder sustentarse económicamente en el tiempo. El camino de Mescladís consistió en convertir el proyecto en un engranaje que funcionara más allá de las subvenciones públicas. “Nos propusimos tener músculo económico propio, a no depender de subvenciones. Nosotros nos medimos pre y post subvenciones, tenemos que ser sostenibles sin subvenciones, las subvenciones están ahí para hacernos más fuertes. Si un día se van, no te derrumban”, explica Martín y agrega: “Nosotros vivimos la crisis del 2008 y 2019 y vimos caer proyectos así”.

Ambiental

El proyecto, se explica también por cómo se relacionan con el medio. La lógica ambiental en la gestión de la basura, las relaciones con los proveedores y la comunidad son una parte fundamental de Mescladís, un punto clave que respetan desde el primer día. 

Somos muy conscientes y tenemos nuestro mecanismo de medición, de impacto, de huellas y demás para ser un referente en sostenibilidad, porque es muy importante alinear el sector en lógica sostenible«, cuenta su fundador. 

Emocional

La cocina y el arte son dos disciplinas fundamentales del proyecto. Ambas apuntan a la emoción con el fin de crear empatía. “Si hay empatía hay solidaridad, si hay solidaridad es más difícil matar, porque hoy en día se mata en territorio de migración, no somos conscientes de eso, vivimos frente a un Mediterráneo que es la fosa común más grande que hay en el mundo, muriendo de a miles a pocos kilómetros de aquí y pareciera que da igual”, remarca Martín.

La importancia de las redes y el tejido social

Como todo proyecto social, el contacto con el otro es de una importancia enorme. La construcción de redes de contactos y apoyo fue, desde un comienzo, muy importante para Mescladís. La colaboración con profesionales que prestan servicios de calidad, siempre con un enfoque social, en diferentes ámbitos de acción como arte, cocina, comunicación, administración, etc. es de vital importancia.

Martín asegura que funcionan como un colaborador en el sector de la restauración. “Eso es cómo nosotros nos definimos y nos armamos, somos una plataforma abierta. Si vos tenés esta parte y yo tengo esta, entonces nos juntamos y nos hacemos más fuertes”, enfatiza. 

El proyecto necesita colaboraciones para avanzar y desarrollar actividades. Se apoya en la lógica de apertura para poder dar lugar a que pasen cosas, con gente que quiere que pasen cosas. 

mescladís

El comienzo no fue fácil para Martín y Mescladís. Sin experiencia en la gastronomía, no se olvida de aquellas personas que pusieron el hombro sin pedir nada a cambio y lo ayudaron a entender el sector. Nuri, por ejemplo, a quién Martin define como una especie de hada madrina, que le abrió las puertas y le hizo comprender el sector sobre el cual no sabía nada.

Mucho más que buena cocina

Mescladís no es solo un lugar donde se sirve comida de calidad; es un proyecto transformador con una propuesta diversa. Desde que comenzó a tomar vida en el barrio del Born, este espacio se ha convertido en un referente en la inserción social y laboral, ofreciendo oportunidades reales a personas migrantes y en riesgo de exclusión.

Cuinant oportunitats

Todo comenzó con un restaurante, pero Mescladís es hoy un proyecto que abarca diferentes proyectos. A través de iniciativas como Cuinant oportunitats—su programa de formación— y empleadís—inserción laboral en hostelería— la organización no solo forma a personas, sino que las acompaña en su transición hacia el mercado laboral. «Si los restaurantes pagan a empresas para conseguir personal, ¿por qué no nos van a pagar a nosotros como a una ETT?”, se pregunta Martín al defender el proyecto que tanto ha servido para que cientos de jóvenes migrantes se insertaran al mercado laboral. “Formamos a las personas, hacemos seguimiento y lo hacemos gratis. Eso es un servicio valioso, ¿por qué no cobrarlo?”, agrega.

Martín reafirma que el proyecto se sostiene en base a un compromiso profundo con la justicia social y la creación de un modelo sostenible. Sin embargo, también pone de manifiesto las tensiones y desafíos del sector social: ¿cómo garantizar horizontes más equitativos cuando las relaciones de poder entre educadores y participantes aún se sienten desbalanceadas? En palabras de su equipo, “trabajar desde la horizontalidad requiere cuestionarse todos los días”.

Al trabajar el ámbito social, Mescladís es también un espacio abierto a discusiones. Su fundador recuerda cómo la historia de ciudades como Barcelona está profundamente vinculada al colonialismo y al racismo, temas muchas veces invisibilizados en el relato oficial. “No se trata de sentir culpa, sino de comprender para transformar. Si no entendemos cómo hemos llegado hasta aquí, no podemos avanzar hacia un futuro más justo”.

Convite para la diversidad y el diálogo

Concebida como parte del programa educativo y cultural, la revista Convite se describe a través de su nombre. “Convite es el acto de invitar a alguien a compartir la comida de manera festiva”, detalla Martín. Cada número de la revista, publicada semestralmente en papel, aborda temáticas que buscan generar diálogo y comprensión desde diversas perspectivas, incorporando siempre ilustraciones, fotografías y crónicas periodísticas. 

Los contenidos nacen de un enfoque colaborativo y multidisciplinar, que incluye a artistas, escritores, estudiantes y activistas de diferentes orígenes y trayectorias. Además, Convite no solo es un vehículo para contar historias, sino también una herramienta educativa. A través del Convite Educativo, se trabaja con estudiantes para utilizar el periodismo como medio de aprendizaje.

Cada edición de Convite explora un tema específico desde un enfoque narrativo y visual diferente. La revista pone énfasis en la memoria, el diálogo y la justicia social, elementos clave para posicionarse ideológicamente y para establecer desde dónde se comunica.

La publicación incluye colaboraciones con figuras destacadas, como fotógrafos y escritores, y busca siempre generar espacios de conversación y reflexión en los tiempos de fragmentación social que vivimos. 

equipo mescladis

Slow food 

El ritmo acelerado con el que se vive en las ciudades hoy en día, donde el tiempo parece correr más rápido y la espera pareciera significar casi una tortura, hace que los servicios y el consumo se tornen algo efímero. La elección por parte de los empresarios gastronómicos de productos asequibles, de dudosa calidad y frecuentemente provenientes de grandes compañías alimenticias, suele completar el combo de rápido y barato.

Mucho tendrá que ver en este asunto la cada vez mayor dependencia de los teléfonos inteligentes, las relaciones esporádicas y vacías, la superficialidad con la que se enfrenta la vida y otros “problemas” que son más propios de un análisis sociológico que del contenido de este artículo. 

Los productos de proximidad, el respeto en la cadena de distribución y el trabajo de los productores es una problemática que también comienza a estar cada vez más en la agenda pública. El sector de la restauración se ve principalmente afectado en esta problemática y cada vez es mayor el número de establecimientos que comienzan a trabajar de una manera absolutamente inversa a la estandarización del gusto y hacer todo lo contrario que los archiconocidos Fast Food.

Estar a la altura

Mescladís es parte del movimiento internacional Slow Food, un movimiento mundial que actúa para garantizar alimentos de buena calidad y justos y que está presente en más de 150 países y cuenta con más de 83.000 socios.

Martín conoció al fundador del movimiento, el italiano Carlo Petrini, que visitó uno de los restaurantes de Mescladís en 2024. 

En base a esta visita, la cual Martín considera “muy interesante, ya que somos admiradores de lo que ha hecho”, surgió la idea de colaborar con la ESADE (Universidad Ramon Llul) a través del profesor Alfred Vernis, especializado en innovación social. “Allí surgió lo que llamaron Fair Plate Movement, algo que vamos a comenzar a organizar desde Empleadís, a nivel local, con nuestros restaurantes de referencia. La idea es empezar a trabajar desde aquí y a crear una comunidad de restaurantes que se sientan orgullosos de tener el sticker, de pertenecer a la comunidad Empleadis o de Fair Play Movement”, adelanta Martín.

Además de proponer un menú equilibrado, vegetariano, vegano, con carnes, en proporciones razonadas, Mescladís apunta a hacer lo mismo, pero desde el trabajo digno, el respeto y la valoración de la diversidad hacia la batalla por el sentido común, donde los acuerdos laborales han de ser justos en todos los casos.

El futuro es continuar por la misma senda

Cuando se enfoca el trabajo de manera clara y consciente, el futuro suele estar alineado con la continuidad. Seguir por el mismo camino, fortalecer los vínculos.

Martín apuesta a que Mescladís sea un actor de referencia en el sector de la hostelería. “Para eso necesitamos estar firmes los próximos 20 años, no es una tarea fácil. Nuestro objetivo es continuar haciendo las cosas desde nuestra perspectiva, desde nuestra manera de entender la sostenibilidad y por ende, nuestra lógica de negocio. Ahí hay muchos desafíos”, cierra.

Veinte años han pasado desde que el proyecto comenzó a generar vínculos en Barcelona. Ya decía Carlos Gardel que veinte años no es nada, aunque para Mescladís, estas dos décadas han sido todo, ¡enhorabuena!

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